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Como despertar y ver las bendiciones de Dios


Sergio Andres
Consejero espiritual Sergio Andres


Salmo 103:1-5:

Bendice, alma mía, al Señor; bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas.


Este pasaje nos recuerda varias bendiciones que Dios nos ofrece:

  1. El perdona nuestros pecados.

  2. Él sana nuestras enfermedades.

  3. Nos rescata de la muerte.

  4. Nos llena de amor y compasión.

  5. Nos colma de bienes y nos rejuvenece.


 

En el trajín de la vida diaria, a menudo pasamos por alto las pequeñas maravillas que nos rodean, los regalos que Dios nos ofrece en cada momento. Sin embargo, al detenernos y contemplar, descubrimos un océano de bondad divina que fluye a nuestro alrededor, esperando ser reconocido y apreciado.


Hoy nos embarcaremos en un viaje de descubrimiento, explorando las profundidades de las bendiciones de Dios que nos rodean. Desde la sanación de nuestras heridas hasta el renuevo de nuestras fuerzas, desde la provisión de nuestras necesidades hasta el abrazo de su amor incondicional, cada bendición es un testimonio del cuidado y la bondad de nuestro Creador.


Únete a mí mientras nos sumergimos en la belleza de despertar y ver las bendiciones de Dios, un viaje que transformará nuestra perspectiva y encenderá la llama de gratitud en nuestros corazones.


 

Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.


Al contemplar la imagen de Jesús en la portada de este devocional arrullando amorosamente a un bebé en sus brazos, podemos recordar la ternura y el cuidado con los que Dios nos sostiene en cada etapa de nuestra vida. Así como un padre amoroso cuida de su hijo, Dios nos cuida con un amor incondicional y eterno.


Cada nuevo amanecer es como el despertar de un niño en los brazos de su padre celestial, lleno de promesas y oportunidades para experimentar las bendiciones que Él derrama sobre nosotros. Que esta imagen nos recuerde la importancia de despertar cada día con gratitud y abrir nuestros ojos para ver las abundantes bendiciones que Dios derrama sobre nosotros, como un padre amoroso cuida de su hijo.


 

Queridos hijos míos,


Hoy deseo que detengan por un momento el frenesí de sus vidas y se sumerjan en mi amor y mis bendiciones. Os hablo desde la profundidad de mi corazón, donde el amor por cada uno de vosotros arde con una llama eterna.


En el amanecer de cada día, estoy ahí, observando con amor mientras abren sus ojos al mundo que he creado para ustedes. En el susurro del viento y en el canto de los pájaros, en la caricia del sol y en la frescura de la lluvia, os envío mis bendiciones como un regalo de amor que nunca se agota.


Mis hijos, en la vorágine de vuestras vidas, a veces os olvidáis de mirar a vuestro alrededor y reconocer las maravillas que he colocado ante vosotros. Os hablo a través de las pequeñas bendiciones cotidianas: en el abrazo de un ser querido, en la sonrisa de un extraño, en el aliento de vida que llena vuestros pulmones cada día.


Cuando os sintáis cansados y abrumados por las dificultades de la vida, recordad que estoy ahí, sosteniéndoos en mis brazos como un padre amoroso sostiene a su hijo. Mi amor por vosotros es inquebrantable, mi poder para transformar vuestras vidas es ilimitado.

Os invito a despertar cada día con gratitud en vuestros corazones, listos para recibir mis bendiciones con los brazos abiertos. Recordad que en cada desafío, en cada prueba, estoy presente, obrando en vuestras vidas para vuestro bien.


Mirad a vuestro alrededor, mis amados hijos, y ved las bendiciones que he derramado sobre vosotros. En cada rayo de sol, en cada gota de lluvia, en cada latido de vuestro corazón, os recuerdo mi amor incondicional y mi deseo de bendeciros abundantemente.


Os amo más de lo que podéis imaginar, y en cada momento, en cada respiración, estoy aquí, caminando a vuestro lado, derramando sobre vosotros mi gracia y mi bondad sin medida.


Con amor eterno, Vuestra Padre Celestial.


 

Dios amoroso y compasivo,


Ante tus palabras de amor y bendición, nos postramos humildemente en tu presencia. Reconocemos tu grandeza y tu bondad, que se manifiestan en cada aspecto de nuestras vidas. En este momento de reflexión, te agradecemos por recordarnos tu amor inagotable y tus bendiciones abundantes.


Padre celestial, te agradecemos por cada amanecer que nos regalas, por cada respiración que llena nuestros pulmones y por cada nuevo día que nos brinda la oportunidad de experimentar tu gracia renovada. Ayúdanos a abrir nuestros corazones y nuestros ojos para ver las maravillas que nos rodean, incluso en los momentos más simples de la vida.


Perdona nuestras faltas, Dios misericordioso, y danos la fortaleza para enfrentar los desafíos que se presentan en nuestro camino. Que tu presencia nos guíe y nos sostenga en los momentos de duda y dificultad. Concédenos la sabiduría para reconocer tus bendiciones y la humildad para recibirlas con gratitud.


Que tu amor nos transforme, oh Señor, y que podamos reflejarlo en nuestras vidas, compartiendo tu amor y tu bondad con aquellos que nos rodean. Ayúdanos a ser instrumentos de tu paz y tu compasión en un mundo que tanto lo necesita.


En tu nombre oramos,

Amén.


 

En este día, en esta hora de reflexión y comunión con nuestro Padre Celestial, recordemos que cada momento de nuestras vidas está impregnado de la gracia y el amor de Dios. Desde el amanecer hasta el anochecer, desde la cuna hasta la tumba, somos rodeados por sus bendiciones.


Que esta verdad resuene en lo más profundo de nuestros corazones y nos impulse a despertar cada día con gratitud y expectación por las maravillas que Dios tiene reservadas para nosotros. Que no pasemos por alto las bendiciones cotidianas, sino que las reconozcamos y celebremos como testimonios del amor infinito de nuestro Creador.


Recordemos que, incluso en medio de las pruebas y los desafíos, Dios está presente, obrando en nuestras vidas para nuestro bien. Confíemos en su fidelidad y su bondad, y caminemos con fe y esperanza hacia el futuro que él tiene preparado para nosotros.


Que esta reflexión nos motive a vivir cada día con propósito y pasión, sabiendo que somos amados y sostenidos por el Dios que nos creó. Que nos comprometamos a ser canales de su amor y su gracia en un mundo que anhela desesperadamente su luz.

Que así sea, hoy y siempre. Amén


 

Aquí tienes un ejercicio práctico para aplicar lo reflexionado en este devocional:


Ejercicio Práctico: La Lista de Gratitud

  1. Encuentra un momento tranquilo: Busca un lugar tranquilo donde puedas sentarte y reflexionar sin distracciones.

  2. Prepara papel y pluma: Toma papel y pluma para hacer tu lista de gratitud. Si prefieres, puedes usar tu dispositivo electrónico.

  3. Reflexiona sobre las bendiciones: Piensa en las bendiciones que has recibido en tu vida. Pueden ser grandes o pequeñas, tangibles o intangibles, pero todas son importantes.

  4. Haz tu lista: Escribe al menos cinco bendiciones por las que estás agradecido/a en este momento. Pueden ser cosas como la salud, la familia, los amigos, la naturaleza, las oportunidades, etc.

  5. Expande tu lista: Después de escribir esas cinco bendiciones, trata de expandir tu lista tanto como puedas. Piensa en cada aspecto de tu vida y encuentra algo por lo que estés agradecido/a.

  6. Contempla tu lista: Una vez que hayas terminado tu lista, tómate un momento para contemplarla. Observa la abundancia de bendiciones que has recibido y permite que te llenen de gratitud.

  7. Agradece en oración: Finaliza tu ejercicio con una oración de agradecimiento a Dios por todas las bendiciones que has reconocido. Agradécele por su amor incondicional y su constante provisión en tu vida.

Este ejercicio de la Lista de Gratitud puede ser una práctica poderosa para cultivar una actitud de gratitud en tu vida diaria y para recordar las bendiciones de Dios en cada momento. Te animo a hacerlo regularmente y a ver cómo transforma tu perspectiva y tu corazón.


 

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