📖 Devocional – Que no se enfríe tu amor
- 15 jun
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Actualizado: 17 jun

“Y tanto aumentará la maldad que el amor de muchos se enfriará. Pero el que resista hasta el fin, será salvo.”
Mateo 24:12-13
Estamos viviendo un tiempo donde la maldad dejó de esconderse. Ya no escandaliza, ya no duele. Se volvió parte del día a día. Se justifica, se celebra, se normaliza. Y lo más grave no es solo lo que pasa afuera, sino lo que está empezando a pasar por dentro: la gente se está enfriando. Pierde la fe, la compasión, la paciencia. Y ese enfriamiento no es casualidad. Jesús lo dijo con claridad: que la maldad aumentaría tanto que el amor de muchos se apagaría. Y lo estamos viendo.
Hay cosas que no puedes controlar: la violencia, la corrupción, las guerras, la injusticia. Pero hay algo que sí depende de ti: tu forma de vivir en medio de todo eso. Puedes resistir sin endurecerte. Puedes guardar tu fe sin esconderte. Puedes seguir amando sin rendirte. Eso es lo que te toca. No se trata de salvar al mundo, se trata de no perderte tú. De no traicionar lo que sabes que es correcto solo porque ya nadie lo vive.
Jesús no prometió que sería fácil. Dijo: que solo el que resista hasta el fin será salvo. Es mantenerte firme, limpio, despierto. Aunque te critiquen, aunque te ignoren, aunque todo te empuje a dejarlo.
No puedes cambiar lo que puedes controlar, Hazte cargo de lo que sí depende de ti. Tu carácter, tu fe, tu forma de tratar a los demás, tus decisiones, tu verdad. Eso es tuyo. Y eso es lo que no puedes soltar.
🙏 Oración
Señor, no quiero que mi amor se enfríe. No quiero endurecerme ni perder mi sensibilidad por todo lo que veo. Ayúdame a resistir sin llenarme de rabia. Enséñame a mantener mi corazón encendido en medio de tanta oscuridad. Yo no puedo cambiar el mundo, pero sí puedo decidir seguirte, honrarte y no ceder ante lo que me quiere romper por dentro. Guárdame del cansancio, del odio disfrazado de fuerza y del silencio disfrazado de sabiduría. Que mi alma no se venda. Que mi fe no se apague. Que mi amor por ti siga intacto hasta el fin. En el nombre de Jesus, amen.
🔚 Conclusión
Quizá estás cansado/a de tanta oscuridad, de tanta injusticia, de ver cómo la gente se hace daño sin razón. A veces te dan ganas de rendirte, de cerrar el corazón, de volverte frío para que no te duela más. Pero no naciste para eso. No fuiste creado para esconder tu luz. Tú no estás aquí por accidente.
Hay una parte de ti que todavía ama, todavía cree, todavía espera algo mejor. No la apagues. Protégela como lo más valioso que tienes. Porque aunque el mundo esté cayendo, tú todavía puedes elegir ser distinto. Puedes elegir no contaminarte, no traicionar lo que sabes que es bueno, no dejar que el dolor te vuelva igual a lo que te hirió.
La esperanza no es cerrar los ojos y desear que todo se arregle. La esperanza real es mirar el caos, respirar hondo… y seguir adelante con el corazón firme. Aún se puede vivir con verdad. Aún se puede amar con profundidad. Aún se puede caminar con Dios en medio del ruido.
Vive sereno en medio del caos
No puedes controlar todo lo que está pasando en el mundo, pero sí puedes elegir cómo respondes. Puedes vivir desde el miedo, la reacción, la rabia… o puedes vivir desde la calma, el discernimiento y la paz que solo Dios puede darte.
Él no te pide que lo entiendas todo. Te pide que confíes mientras actúas con sabiduría. Que no vivas atrapado en lo que no depende de ti, sino que cuides lo que sí está en tus manos: tus pensamientos, tus palabras, tu forma de amar, tu manera de caminar por esta vida.
Cultiva el autocontrol. No permitas que el caos te moldee. La serenidad no es indiferencia, es firmeza interna. Es ese espacio en el alma donde Dios te habla, cuando todo allá afuera grita.
Presta atención a lo que sí puedes cambiar: tu actitud, tu enfoque, tu fe. Y suelta lo que solo te desgasta. No te aferres a lo material, porque nada de eso define tu valor. Las cosas pasan. Las circunstancias cambian. Pero las virtudes que construyes dentro… esas son eternas.
Valora la bondad, la paciencia, la humildad, la templanza. Esas son las armas invisibles que sostienen tu alma cuando el mundo parece perderse.
Vivir con Dios no es escapar de la realidad, es aprender a atravesarla con una paz que no depende de cómo van las cosas afuera, sino de cómo estás tú por dentro.
Y si estás con Él… entonces estás completo, aunque todo se mueva.
No te dejes gobernar por lo que sientes
Si no aprendes a controlar tus emociones, el estrés, la ansiedad y la ira terminarán controlándote a ti. Y lo peor no es sentir todo eso, lo peor es dejar que te definan. Las emociones no son malas, pero tampoco pueden ser tu guía. Cuando vives desde la reacción, pierdes claridad, pierdes paz, y terminas perdiéndote a ti mismo.
Por eso necesitas algo más profundo. Algo que no cambie con el día ni con las noticias. Necesitas estar conectado con la fuente de la verdadera calma. Y esa fuente no eres tú. Es Dios.
Solo Él puede darte una paz que no se explica. Solo Él puede sostenerte cuando todo por dentro tiembla. Solo Él puede enseñarte a dominar lo que sientes sin apagar tu alma.
Pídele templanza. Pídele sabiduría. Pídele dominio propio. Porque no se trata de reprimir lo que sientes, sino de no convertirte en esclavo de eso.
Cuando Dios gobierna tu interior, ninguna tormenta de afuera tiene el poder de hundirte.
El mundo puede caerse a pedazos. Que no se caiga tu interior con él.
La maldad puede crecer. Que no se marchite tu fe.
El amor de muchos se enfría. Asegúrate de que el tuyo no.
Porque no se trata de parecer fuerte, se trata de no traicionarte.
Y el que resista hasta el fin, será salvo.
Resistir no es debilidad. Resistir es fortaleza con raíces. Y si llegaste hasta aquí, es porque no te has rendido del todo. Así que no te detengas ahora.
Aférrate a lo bueno.
Guarda tu alma.
Que tu amor no se enfríe.
Y recuerda: los que resisten hasta el fin… no solo sobreviven. Vencen.
Con sinceridad y fe Sergio Andres tu CE
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