Señor, en esta jornada me acerco a Ti con el deseo sincero de aprender el arte de escuchar. En un mundo lleno de voces y distracciones, reconozco que a menudo me pierdo la oportunidad de conectar verdaderamente con quienes me rodean. Te pido que me des un corazón atento y una mente abierta, para escuchar con amor y empatía.
Ayúdame a ser paciente y a otorgar a cada conversación el tiempo que merece. Que pueda escuchar sin apresurarme a responder, sin juzgar y con la intención genuina de comprender. Te ruego que me enseñes a valorar las palabras y emociones de los demás, para que puedan encontrar en mí un espacio seguro y lleno de compasión.
Hoy quiero recordar a aquellos que sienten que sus voces no son escuchadas. Señor, dame el valor para acercarme a ellos, para ser un reflejo de Tu amor y un canal de Tu paz. Que mis palabras sean suaves y edificantes, y que mi presencia sea un recordatorio de que siempre hay alguien dispuesto a escuchar con el corazón.
Gracias por la oportunidad de crecer en este aspecto tan importante de la vida. Confío en que, al escuchar con atención, también puedo oír Tu voz en las historias, luchas y alegrías de quienes me rodean. Que mi vida sea una ofrenda de amor, expresada en cada conversación y encuentro.
Amén.
Jesús te dice hoy
Hijo mío, hija mía, la escucha es un acto de amor profundo. Cuando prestas atención con el corazón, estás mostrándole a la otra persona que su historia, sus emociones y su ser importan. Así como yo te escucho en cada oración, deseo que tú también extiendas ese mismo regalo a los demás.
Escuchar no es solo un acto pasivo; es una oportunidad para conectar, sanar y fortalecer relaciones. A través de la escucha, derribas barreras y creas puentes de comprensión y confianza. Recuerda que cada persona tiene algo valioso que compartir, y al prestar atención, honras su dignidad y su humanidad.
Quiero invitarte a ver la escucha como una herramienta divina. En cada conversación, tienes la oportunidad de ser un canal de mi paz y de mi amor. No temas los silencios; a menudo, son ellos los que permiten que las almas se encuentren y que la verdad salga a la luz.
Estoy contigo, guiándote, mientras practicas este acto de amor. Sé paciente contigo mismo y con los demás, porque la escucha también es un camino hacia el crecimiento interior.
Con todo mi amor, Jesús.
Plegaria en Respuesta
Señor, gracias por recordarme el valor de la escucha. Hoy quiero comprometerme a ser una presencia atenta y compasiva en la vida de quienes me rodean. Ayúdame a ser un refugio para aquellos que necesitan compartir su corazón, brindándoles un espacio de paz y comprensión.
Te pido que me guíes en cada interacción, para que pueda reflejar Tu amor a través de mis oídos y mi disposición. Que mis palabras sean pocas y llenas de sabiduría, y que mi escucha sea una muestra de Tu gracia trabajando en mi vida.
Confío en que, al practicar la escucha activa, no solo fortaleceré mis relaciones, sino que también creceré espiritualmente, acercándome más a Ti. Gracias por la oportunidad de aprender y servir a través de este regalo divino.
Amén.
Conclusión
La escucha activa es una herramienta poderosa para conectar con los demás y con el propósito divino en nuestras vidas. Al prestar atención con el corazón, estamos mostrando el amor de Dios en acción. Te animo a reflexionar sobre cómo puedes cultivar este hábito y ser una fuente de paz y comprensión en tu entorno.
Si este mensaje ha tocado tu corazón, comparte tus pensamientos o peticiones en los comentarios. Cada interacción nos ayuda a construir una comunidad más fuerte y conectada. No olvides dar me gusta y seguir para recibir más reflexiones y oraciones inspiradoras.
Sergio Andrés, tu Consejero Espiritual.
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