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Oración contra la envidia bajo la protección del Salmo 91




Sergio Andrés CE
Sergio Andrés CE

Antes de salir, protégente en oración

Hay muchas cosas que no vemos. Personas que nos sonríen pero en su interior sienten rabia al vernos avanzar. Ojos que observan en silencio, esperando el momento en que tropecemos.


Por eso, antes de que pongas un pie fuera de casa, cúbrete con oración.


Hoy le pido a Dios que te rodee con su protección, que cierre toda puerta por donde la envidia pueda entrar, que te libre de cualquier energía negativa disfrazada de amistad.


Estamos a punto de cerrar este mes, y antes de dar el siguiente paso, quiero orar contigo. Que febrero llegue con paz, con salud, con bendición. Que todo lo malo que intentó detenerte hasta ahora, quede atrás.


Pero hoy necesito advertirte algo.


Hay un sentimiento capaz de enfermar el alma y destruir la vida de una persona: la envidia.


Lo vemos desde el principio de los tiempos. No viene de desconocidos. No viene de lejos.


A veces, la envidia está en quien te abraza, en quien te dice “te quiero”, en quien come en tu mesa.


Eso pasó con los primeros hermanos de la historia: Caín y Abel.


Abel ofreció a Dios lo mejor que tenía, y Dios se agradó de él. Pero cuando Caín vio esto, su corazón se llenó de rabia. No porque Dios no lo amara, sino porque él mismo no quiso dar lo mejor.


Y aquí está la clave: La envidia no viene de quien lucha, sino de quien se conforma.


El envidioso no quiere esforzarse, no quiere sacrificar, no quiere pagar el precio… pero quiere el resultado.


Caín no buscó mejorar, no intentó hacerlo bien la próxima vez. En cambio, dejó que la rabia lo consumiera.


Y la envidia hizo lo que siempre hace: lo llevó a destruir.


¿Sabes qué es lo más peligroso? Que Abel no vio venir el ataque.


Confiaba en su hermano. Nunca pensó que alguien tan cercano pudiera hacerle daño. Así es la envidia. Nunca avisa.


Por eso hoy te pido algo. No andes con miedo, pero sí con discernimiento. No todos los que te aplauden quieren verte ganar.


Hay personas que cuando te ven brillar, en lugar de inspirarse, se amargan. Y como no pueden detener lo que Dios está haciendo en tu vida, intentan llenarte de dudas, de miedos, de angustia.


Pero hoy, aquí y ahora, cancelamos toda envidia en el nombre de Jesús. Dios te guarda, Dios te cubre, Dios te protege.


Escribe en los comentarios:


"Soy protegido por Dios. Nada podrá tocarme."


Dilo en fe, repítelo. Porque lo que declaras, se establece en el mundo espiritual.


Si es la primera vez que estás aquí, te doy la bienvenida. Que Dios ponga un cerco de fuego a tu alrededor. Que nada ni nadie pueda apagar la luz que hay en ti.


Voy a orar por ti.

 

Guárdame de todo lo que mis ojos no ven. Líbrame de las palabras disfrazadas, de las sonrisas falsas, de las intenciones ocultas.


Que mi paz sea más grande que la envidia de los demás.


Que mi fe sea más fuerte que cualquier palabra negativa.


Que mi luz brille sin miedo, porque es una luz que viene de Ti.


Dí Amén.

 

El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.


Señor, me refugio en Ti, porque en este mundo hay corazones que se perturban ante la bendición ajena, miradas que desean lo que no han sembrado y labios que murmuran con veneno disfrazado. Pero mi confianza no está en los hombres, sino en Tu sombra poderosa. Tú me cubres, me guardas y me levantas por encima de toda envidia, haciendo que ninguna palabra malintencionada prospere en mi contra.


Tú eres mi escudo y mi baluarte, el que me libra del lazo del cazador y de la peste destructora. Aunque haya quienes desean mi caída, aunque las lenguas afiladas se levanten, Tú, Señor, eres mi justicia y mi defensa. No temeré el dardo que vuela en lo oculto ni la trampa que otros intenten poner en mi camino, porque en Ti estoy seguro.


Envía Tus ángeles alrededor de mi vida, que me guarden en todos mis caminos. Que mi corazón no se turbe ni mi alma se amargue por lo que otros hacen o dicen. En cambio, dame la sabiduría para caminar en paz, la fortaleza para seguir adelante sin mirar atrás, y el amor para bendecir incluso a quienes me desean mal.


Me aferro a Tu promesa: “Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.” En Ti estoy seguro, en Tu nombre encuentro descanso y en Tu fidelidad hallo mi victoria. Que la envidia no toque mi hogar, mi trabajo, mis sueños ni mi destino, porque estoy guardado bajo Tu sombra y nadie puede arrebatarme de Tus manos.


En el nombre de Jesús, amén.


Ahora, haz algo: Comparte esta oración con alguien que la necesite. Que el bien que hagas regrese a ti multiplicado.


Nos vemos en la próxima transmisión. Que Dios te guarde y te bendiga.


Sergio Andrés, tu Consejero Espiritual.

155 visualizaciones1 comentario

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1 Comment


Unknown member
hace 4 días

Soy protegida por Dios. Nada podra tocarme. Que mi luz brille sin miedo, porque es la luz que viene de Dios. Amen y Amen.


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