En la vida, hay momentos en los que sentimos que algo nos falta, como si hubiera un espacio vacío en nuestro interior. A veces buscamos llenar ese vacío con cosas temporales: éxito, relaciones, posesiones materiales, pero pronto nos damos cuenta de que eso no es suficiente. Nos queda una sensación de insatisfacción y anhelo por algo más significativo.
Imagina por un momento que tu corazón es como un rompecabezas, y cada pieza representa una parte de tu vida: tus sueños, tus deseos, tus temores y tus alegrías. Cada día, buscas encajar esas piezas para formar una imagen completa, pero algunas parecen no ajustarse bien, dejando ese hueco persistente.
En medio de ese rompecabezas incompleto, viene una voz susurrante, suave pero poderosa, que te dice: "Tómame como enteramente tuyo". Es la voz de Dios, quien te invita a entregarle todas las piezas de tu vida. Él quiere ser la pieza que completa el rompecabezas, el elemento que da sentido y plenitud a cada aspecto de tu ser.
No busques llenar ese vacío con cosas temporales, porque solo Dios puede llenar ese espacio con Su amor incondicional y eterno. Él te conoce completamente, desde lo más profundo de tu corazón hasta tus pensamientos más íntimos. Él te ama con un amor que va más allá de toda comprensión.
Hoy, te invito a aceptar la invitación de Dios y a entregarle cada pieza de tu vida. Permítele ser el centro de tu ser, el Señor de tu corazón. Deja que Su presencia llene tus días de esperanza, alegría y propósito.
En nuestro devocional de mañana, profundizaremos en cómo podemos tomar a Dios como enteramente nuestro y experimentar la plenitud que solo Él puede brindar. Te aseguro que encontrarás una conexión única y significativa que transformará tu vida de manera asombrosa.
No te pierdas esta oportunidad de descubrir la paz y la plenitud que solo Dios puede otorgar. Únete a nosotros mañana y tomemos juntos a Dios como enteramente nuestro. ¡Te espero con expectación en nuestro devocional!
Conságrate a Dios todas las mañanas; haz de esto tu primer trabajo. Sea tu oración:
“Tómame ¡oh Señor! como enteramente tuyo. Pongo todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo, y sea toda mi obra hecha en ti”. Este es un asunto diario. Cada mañana conságrate a Dios por ese día. Somete todos tus planes a él, para ponerlos en práctica o abandonarlos según te lo indicare su providencia. Sea puesta así tu vida en las manos de Dios, y será así cada vez más semejante a la de Cristo.—El Camino a Cristo, 69, 70.
La primera aspiración del alma por la mañana debe ser la de acudir a la presencia de Jesús. “Sin mí—dice Cristo—nada podéis hacer”. Jesús es lo que necesitamos: su luz, vida y espíritu deben ser nuestros constantemente. Lo necesitamos cada hora. Y por la mañana debemos pedir en oración que tal como el sol ilumina la campiña y llena el mundo de luz, el Sol de justicia brille en los recintos de la mente y el corazón, y nos haga todo luz en el Señor. No podemos vivir un momento sin su presencia. El enemigo sabe cuándo empezamos a hacer a un lado a nuestro Señor, y allí está él, listo para envenenar nuestra mente con sus malvadas sugestiones para que perdamos la firmeza; pero el Señor desea que momento tras momento moremos en él, y así en él seremos plenos.—Dios nos Cuida, 41.
Te comparto un vídeo de mi canal de Youtube con una hermosa oración relacionada con el tema de hoy:
Cuando nos rendimos a Dios, dejamos de depender de nuestra propia fuerza y entendimiento, y reconocemos que Él es el único que tiene el control y el poder para transformar nuestras vidas. Al hacerlo, encontramos la paz y la seguridad de saber que estamos en manos de un Padre amoroso que nos cuida y vela por nosotros.
Además, rendirnos a Dios nos libera del peso de intentar controlar cada aspecto de nuestras vidas. A menudo, nos aferramos a nuestras preocupaciones y miedos, tratando de resolverlo todo por nosotros mismos. Sin embargo, al entregar nuestras cargas a Dios, nos permitimos experimentar una liberación y descanso en Su cuidado.
Es importante ser sincero y realista en este proceso de entrega. No se trata de una ilusión o una escapatoria, sino de reconocer nuestras debilidades y limitaciones como seres humanos y poner nuestra confianza en Aquel que tiene el poder para hacer lo que nosotros no podemos.
Tomar a Dios como enteramente nuestro no significa que dejemos de tener responsabilidad sobre nuestras vidas, sino que aprendemos a depender de Él y a caminar en obediencia a Su voluntad. En Su amor y sabiduría, Él nos guiará hacia el mejor camino y nos dará el discernimiento necesario para tomar decisiones sabias y acertadas.
Espero que puedas reflexionar sobre la importancia de rendirte a Dios por completo en este día y experimentar la paz y la libertad que proviene de confiar en Su amor y dirección. Recuerda que siempre estás en las manos amorosas de tu Padre celestial, quien te ama incondicionalmente y tiene un propósito maravilloso para tu vida.
Amado Dios, en este día me acerco a ti con humildad y gratitud en mi corazón. Reconozco que eres el Rey de mi vida, el dueño de mi destino y el dador de toda buena cosa. En momentos difíciles y en instantes de alegría, quiero rendirme completamente a Ti.
Te entrego mis miedos, mis preocupaciones y mis inquietudes. Reconozco que no puedo cargar con todo por mí mismo/a y que necesito de tu guía y fortaleza para enfrentar cada situación que se presente en mi vida. Ayúdame a confiar plenamente en tu amor y poder, sabiendo que estás siempre conmigo.
En esta entrega, te abro mi corazón y te pido que moldees mi vida según tu voluntad. Que tus planes y propósitos se cumplan en mí, y que yo pueda ser un instrumento de tu amor y gracia en este mundo.
Señor, toma mis pensamientos y dirige mis pasos. Ayúdame a caminar en obediencia a tu Palabra y a confiar en tus promesas, aun cuando no comprenda completamente tu plan.
En este acto de rendición, te doy gracias por tu amor incondicional y por la libertad que encuentro al dejar mis cargas en tus manos. Que tu paz inunde mi corazón y que tu gozo sea mi fortaleza en todo momento.
Te entrego mis sueños y aspiraciones, sabiendo que en tu tiempo perfecto, harás que todas las cosas cooperen para mi bien. Ayúdame a ser paciente y perseverante en la espera, confiando en que tus planes son siempre mejores que los míos.
Gracias, Dios mío, por ser mi Rey, mi Salvador y mi refugio en todo momento. Que mi vida sea un testimonio vivo de tu amor y gracia, y que en cada paso que doy, pueda glorificarte y honrarte.
En el nombre de Jesús, amén.
Querido amigo/a, en este día te invito con todo mi corazón a considerar la importancia de rendirte a Dios por completo. No importa cuáles sean las circunstancias que enfrentas, Él está dispuesto a recibirte con brazos abiertos y transformar tu vida.
Rendirnos a Dios implica reconocer que somos amados por un Padre celestial que nos conoce profundamente y quiere lo mejor para nosotros. Es dejar atrás el orgullo y la autosuficiencia, para abrazar Su amor y guía en cada paso que damos.
Si te sientes cargado/a, preocupado/a o desanimado/a, te invito a abrir tu corazón y entregar tus preocupaciones a Aquel que tiene el poder para llevar tus cargas. No estás solo/a en esta jornada, porque Dios siempre está presente, listo para caminar contigo y darte fortaleza.
Te animo a que, hoy mismo, tomes la decisión de confiar en Dios plenamente. Abre tu corazón a Su presencia y permítele ser el Rey de tu vida. Descubrirás que en Él encontrarás paz, esperanza y propósito.
Recuerda que rendirte a Dios no es un signo de debilidad, sino un acto de valentía y sabiduría. Permítele trabajar en tu vida y experimentarás la transformación que solo Él puede brindar.
Así que te animo a dar este paso, a rendirte a Dios por completo y experimentar el gozo y la paz que provienen de tenerlo como tu Rey y Señor. No te arrepentirás de esta decisión, pues en Él encontrarás todo lo que necesitas para enfrentar la vida con valentía y esperanza.
¡Te esperamos mañana en nuestro devocional para seguir creciendo juntos en la fe y en el amor de nuestro maravilloso Dios! ¡Bendiciones para ti en este día!
Con gratitud y sinceridad
Sergio Andres tu Consejero Espiritual
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