Oración para salir de deudas y encontrar alivio en Dios
- 8 mar
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Reflexión
SĆ© que sientes un peso enorme sobre tus hombros. La angustia de cada dĆa pesa mĆ”s cuando ves las cuentas acumulĆ”ndose, los pagos que no puedes hacer, la incertidumbre de cómo alimentar a tu familia maƱana. SĆ© que has hecho todo lo posible, que has trabajado hasta el cansancio, que has intentado encontrar soluciones, pero parece que la puerta sigue cerrada.
Has orado, has clamado, incluso has llorado en secreto para que nadie vea tu desesperación. A veces sientes que Dios no responde, que el cielo estĆ” en silencio mientras la presión crece. Pero quiero decirte algo: Dios te ha escuchado. Ćl ha visto tu angustia, Ćl conoce tu lucha. Y aunque ahora no lo veas, Ćl ya estĆ” obrando en tu favor.
Este no es el final. La crisis no define tu destino. No fuiste creado para vivir esclavizado por las deudas ni para sentir que la vida es solo sobrevivir. Hay una salida, hay esperanza, hay un milagro en camino.
Oración
Padre amado, vengo delante de Ti con el corazón cargado y los bolsillos vacĆos, pero con la certeza de que TĆŗ eres el dueƱo de todo el oro y la plata. SĆ© que mi situación financiera no es invisible para Ti, que TĆŗ ves cada deuda, cada factura impagada, cada preocupación que no me deja dormir.
SeƱor, me siento atrapado en un cĆrculo de necesidades y deudas, en un desierto donde el trabajo no alcanza y la desesperación amenaza con ahogarme. Pero hoy elijo levantar mi mirada hacia Ti. No quiero confiar en mis fuerzas, porque ya no puedo mĆ”s, sino en Tu poder, en Tu favor, en Tu provisión sobrenatural.
Abre caminos donde no los hay, toca corazones, mueve puertas, concede oportunidades donde parece no haber ninguna. Trae un trabajo estable, aumenta mis ingresos, dame ideas creativas para generar recursos. ProtƩgeme de la angustia, de los cobradores implacables, de la desesperanza que me dice que nunca saldrƩ de esto.
Señor, enséñame a administrar bien lo que me das, a tomar decisiones sabias, a no gastar mÔs de lo que recibo. Ayúdame a saldar mis deudas y a caminar en libertad financiera. Declaro que en Tu nombre, esta temporada de escasez llega a su fin. Que la vergüenza de no poder pagar, la angustia de no saber cómo seguir, se transformen en un testimonio de Tu fidelidad y Tu amor.
Gracias, Señor, porque Tú no me abandonarÔs. Porque mi provisión no viene de los bancos, ni de los hombres, sino de Ti. Y si Tú eres mi proveedor, nunca me faltarÔ nada.
AmƩn.